Debates intelectuales en Brasil.

Estamos protagonizando una serie de discusiones muy interesantes en Brasil. Primero, entre el 22 y 24 de junio en la Universidad de Uberlandia, en el Estado de Minas Gerais. Somos unos 600 participantes para discutir 300 ponencias en el 16º Encuentro de la Sociedad de Economía Política (SEP), entidad donde se agrupan economistas críticos de una izquierda plural que reúne desde marxistas a quienes discutieron tempranamente el enfoque de la corriente principal, neoliberal, en los 80´ y 90´. En sí mismo es un acontecimiento novedoso y que expresan los nuevos tiempos que corren.
Muchas veces se piensa en tiempos de derrota, sin embargo, la magnitud de jóvenes de pensamiento reflexionando críticamente sobre nuestro tiempo habilita expectativas esperanzadas.
Junto a ese cónclave se organizó el coloquio de la SEPLA, Sociedad Latinoamericana de Economía Política, con 50 representantes de varios países de la región (Argentina, Brasil, Colombia, Cuba, Ecuador, Uruguay), e incluso de Europa.
La cita siguiente fue en Guararema, cercano a San Pablo, en la Escuela Florestán Fernández del Movimiento de Trabajadores Sin Tierra de Brasil, donde 70 participantes de 16 países de la región participaban de un curso de formación política. Allí pudimos presentar nuestros puntos de vista y discutirlos con un activo militante con práctica social y territorial de muy diversa experiencia, con los matices propios de la fragmentación en nuestro tiempo, sea para abundar en argumentos favorables o críticos a cada una de las situaciones que definen el cambio político en la región.
De especial interés fue el encuentro con parte de la dirección del MST y su Escuela, con los integrantes de la SEPLA (Paraguay, Uruguay, Brasil, Cuba, Ecuador y Argentina) y del ESNA, el Encuentro Sindical Nuestra América. Gran cantidad de protagonistas en todas las iniciativas, con una agenda de discusión muy amplia, que incluyen principalmente, los debates sobre la crisis capitalista en curso, la situación latinoamericana y obviamente las realidades nacionales, especialmente de Brasil. Una cuestión de interés sobre la crisis remitió a los alcances e impactos de la misma.
Evaluación sobre la crisis capitalista
Se llamó la atención sobre un discurso generalizado (en gobiernos y en cierta parte de la izquierda) que coloca a nuestra región por afuera de la crisis, motivado en los datos de la evolución macroeconómica, con registros por encima del promedio mundial durante el desempeño de la crisis desde 2007. La réplica transita el argumento de la funcionalidad de la economía regional a la demanda mundial de materias primas producidas bajo la dominación de las transnacionales de la alimentación, la biotecnología o la minería.
De alguna manera, las mismas razones del “éxito macroeconómico” en nuestros países, explican elementos esenciales de la crisis mundial. El alza de los precios del petróleo, que mejora los indicadores de los países productores de hidrocarburos; o la evolución de los precios de oleaginosas, granos o carnes respecto de los productores de alimentos; o del oro, cobre u otros minerales, explican las bonanzas de las cuentas nacionales de esos países, tanto como el incremento de la factura energética, o alimentaria de los países importadores. La realidad remite a una crisis diversa e integral donde los precios de los bienes primarios están asociados al modelo productivo y de desarrollo dominado por las transnacionales.
No se trata de reiterar diagnósticos de la crisis según experiencias anteriores, sean en el Siglo XX ó el XIX. En rigor, las crisis son del orden económico, y este es social, con lo cual existe el aprendizaje de los sectores dominantes, que en tiempo presente ponen en juego lo aprendido en crisis anteriores, y por ello no alcanza con diagnóstico de procesos de crisis previas. Las clases subalternas también necesitan aprender de experiencias anteriores y entender que de cada crisis surgen variaciones en el orden explotador o posibilidades de organizar un nuevo orden, máxime cuando además de las resistencias y acumulaciones populares en nuestramérica, ocurren las rebeliones en los pueblos árabes y europeos. Son expresiones de una dinámica de resistencia que conviene considerar, tanto como la debacle de organizaciones sociales propias de otra época que se encuentran rebasadas por la iniciativa de la nueva organicidad popular.
Las causas de la crisis aluden a múltiples causas, y tienen que ver con la producción y circulación de bienes, servicios y capital en conjunto. Esa es la razón para pensar que el alza de los precios de las materias primas está asociada a la especulación, sí, pero sobre todo a la forma dominante de la producción primaria, dominada por las corporaciones transnacionales. Es el orden productivo el que domina la acumulación y resuelve la dominación, y por ello cuando se discute la crisis, el centro de la crítica debe concentrarse en el orden productivo, o modelo de producción.
La concepción del desarrollo y la cuestión nacional
Es por eso que unos de los debates principales se asociaron a la discusión del modelo productivo o de desarrollo. No puede pensarse en la crisis presente sin considerarse las formas que asume el desarrollo económico contemporáneo.
Es más, al discutirse el crecimiento de la economía latinoamericana en el presente se puso en evidencia las características de ese proceso, cuyas respuestas centrales se vinculan al creciente proceso de primarización de nuestras economías, lo que permite importantes excedentes comerciales y fiscales. Son políticas que permiten contener el conflicto social con políticas sociales compensatorias. Son medidas que no modifican estructuralmente a nuestras sociedades pero que satisfaciendo ciertas necesidades de consumo popular contienen la protesta y conflictividad del orden social y político.
Un interrogante se vincula a si el modelo productivo en curso puede resolver las demandas sociales, o si por el contrario exacerba las condiciones actuales de crisis. El tema se puede considerar observando el comportamiento del sector primario y el industrial. Para el primer caso se observa un orden productivo dominado por las transnacionales de la agricultura y el sector exportador de bienes primarios, sean alimentos o minerales, cuyo destino es el abastecimiento de las necesidades del mercado mundial, sea para agro negocios, la especulación, o la energía en base de productos primarios. En materia de desarrollo industrial, el eje de las decisiones continúa siendo impulsado desde las casas matrices de las empresas transnacionales, y desde los principales Estados capitalistas.
La ocasión de la reunión de la SEPLA fue propicia para celebrar 40 años de la teoría de la dependencia, especialmente a aquellos, caso de Theotonio dos Santos, que desde el marxismo discutieron la posibilidad del desarrollo capitalista bajo la dependencia. La polémica tiene actualidad, pues existe una tesis que alude al desarrollo contemporáneo subordinado a las tendencias del mercado mundial. Allí no se puede pensar en términos de políticas alternativas, y menos aún, de instrumentos diversos  puestos al servicio del gobierno y del pueblo.
No resulta menor discutir el modelo productivo, ya que de esa discusión  depende el orden social a proponer por el capitalismo. ¿Cuál es el agro a desollar y promover? ¿Es la extensión de cultivos, como la soja? ¿Puede penarse en una promoción productiva autónoma de las líneas establecidas por la cúpula académica y política? Pretender instalar una lógica productiva alternativa supone discutir la subordinación de los sectores empobrecidos al ritmo que imponen el capital. La memoria del pensamiento crítico de los 60´ acudió a las reflexiones colectivas para pensar en la vigencia y actualidad de un pensamiento crítico que apunte a resolver los dilemas del presente.
Con esa base de pensamiento se reflexionó sobre la evolución de la economía de la región latinoamericana, especialmente el papel de Brasil. Según varios pensadores del país vecino, la concepción de “economía potencia” retornó al debate académico y político. En ese sentido se vuelve a utilizar la categoría de “subimperialismo” (instalada por Rui Mauro Marini) para designar el papel de Brasil en la promoción de sus experiencias de origen, sean empresas estatales o privadas. El BNDES del Brasil es un gran instrumento para viabilizar ese proceder, pues con una gigantesca cartera de créditos, estimula la presencia de empresas brasileñas en los mercados de los países vecinos y con ello disputa la ampliación y la consideración del sistema capitalista para su reconocimiento.
Conclusiones
La discusión de fondo pasa por la articulación de actores sociales y políticos que protestan contra variantes del proceso de acumulación. Para ello hace falta un proceso de investigación y de formación integral, con participación de los intelectuales como orgánicos del movimiento popular, una cuestión delicada por ambas partes. Es un dato que los movimientos utilizan los “servicios” profesionales del saber específico, con límites para integrarlos orgánicamente al movimiento, incluso a sus esferas de decisión. Tanto como que los intelectuales asumen un papel del saber sobre la praxis de la militancia social, auto asignándose una misión de transferencia unilateral y vertical del conocimiento.
Unos y otros necesitan ganar en confianza mutua para interactuar en la búsqueda de nuevas síntesis conceptuales que mejor permitan conocer la realidad para transformarla. Contribuir al debate intelectual y de la práctica cotidiana es fundamental para adicionar consenso consciente al proceso trasformador. La teoría del cambio y la revolución demanda de nuevos sujetos asumidos en la transformación social, dotados de un programa o rumbo tendiente a la desmercantilización y contra la explotación. Un proceso que requiere el ensayo de nuevas formas de organización de la respuesta de los sectores populares hoy fragmentados.
La renovación del pensamiento en la praxis compartida del saber específico y el saber popular es parte del camino a recorrer para hacer realidad la materialidad del cambio social.

Acerca del crecimiento económico de la Argentina

El INDEC[2] presentó los datos de evolución de la economía a mayo del 2011, registrando un crecimiento respecto del año anterior del 9%, aunque las estimaciones oficiales señalan un promedio para el año más cercano al 7,5%, con lo cual se espera una evolución desacelerada del funcionamiento de la economía en el segundo semestre del año. La perspectiva duplica las estimaciones que se incluyeron en el proyecto de presupuesto que presentó el poder ejecutivo y que finalmente no aprobó el Parlamento. En rigor, la información remite a un 9,9% de crecimiento de la economía nacional para el Iº Trimestre del año, más elevado en el sector productivo que en el de servicios.
El dato relevante de los primeros 5 meses del 2011 es el crecimiento productivo industrial, con un aprovechamiento del 78,3% de la capacidad instalada. Esos datos sobre el crecimiento se manifiestan principalmente en la industria automotriz, con un 24,6% con relación a los primeros 5 meses del año anterior, y donde se espera un récord de producción para todo el año de más de 800.000 automotores. Hay que recordar que un 70% aproximadamente tienen destino en el mercado externo. Además, tienen escasa participación de autopartes locales, lo que pone de manifiesto el carácter de industria de ensamble que adquirió este sector manufacturero, el más dinámico de la industria local. Otro sector de crecimiento está concentrado en la construcción, donde el cemento acumula 15% de enero a mayo, y otros materiales de la construcción un 10,4%. Tanto en automotores como en la construcción, la discusión se concentra sobre quiénes son los sectores sociales que consumen esa mayor producción.
La situación presenta algunas tendencias preocupantes al considerar el sector externo, ya que en el resumen se reconoce un déficit en cuenta corriente de 673 millones de dólares en el Iº trimestre del 2011, con un egreso neto en la cuenta financiera por 153 millones de dólares y una merma en las reservas internacionales de 1.159 millones de dólares en los primeros tres meses del año. El dato relevante de este conjunto deviene de la remisión de utilidades al exterior por 1.689 millones de dólares e intereses por 773 millones de dólares, totalizando entre ambos conceptos 2.462 millones de dólares. Se constatan dos trimestres consecutivos (IVº del 2010 y Iº del 2011) con saldo negativo de la cuenta corriente. Es importante destacar que el superávit comercial (exportaciones menos importaciones) es equivalente a las rentas de la inversión (remesas de utilidades al exterior más intereses), con lo cual, el ingreso de divisas por el comercio de bienes y servicios se esteriliza con la salida de las utilidades y dividendos más los intereses pagados (netos) al exterior. Un agravante es que crecen a mayor ritmo las importaciones que las exportaciones, lo que explica las restricciones al ingreso de bienes dispuestas por las autoridades. Además, respecto de las exportaciones de manufacturas, conviene resaltar que evolucionan más por precios en alza que por expansión de las cantidades, situación inversa respecto de las importaciones. Cualquier cambio de ciclo en materia de precios internacionales haría más vulnerable el sector externo de la economía Argentina.
En síntesis, la información nos remite al crecimiento de la economía y a algunos problemas en el sector externo. Son informaciones que merecen ser desagregadas para inferir beneficiarios y perjudicados, tanto como identificar el perfil productivo de la Argentina, crecientemente orientado en la colocación de su producción en el exterior, sean automotores, soja u otras oleaginosas, cereales y productos primarios y mineros. Conviene recordar que la distribución del ingreso y de la riqueza viene determinada por el tipo y modo de producción, tanto por quienes son los responsables de su forma de organización. Esto último nos lleva a la cúpula empresaria, donde los últimos registros del INDEC nos señalan la fortísima concentración y extranjerización de la economía en la Argentina.


[1] Doctor en Ciencias Sociales, UBA. Profesor Titular en Economía Política, UNR. Presidente de FISYP e integrante del Comité directivo de CLACSO.
[2] http://www.indec.mecon.ar/ (consultada el 18 de junio de 2011, con informes al 17/06/11).

Economía mundial, políticas nacionales e institucionalidad regional

En variados debates intelectuales sobre Economía Política en los últimos años, aprendimos que la “economía es mundial”, como lo es también la crisis contemporánea.
Un límite serio a esa definición es que las “políticas económicas” son nacionales, aún cuando son múltiples los foros y encuentros globales que intentan sacar conclusiones de relativa universalidad. Claro que se aplican localmente según sea la tradición o el presente de una correlación de fuerzas sociales y políticas.
En ese sentido conviene destacar en la coyuntura la centésima reunión anual de la OIT, comenzada a principios de mes en Suiza, y que producto de la crisis mundial concentra los debates con epicentro en el desempleo mundial, especialmente evidenciado con el alza de los despidos en EEUU y Europa.
Ocurre que la realidad da cuenta de una ofensiva del capital para liderar la política anti crisis en Europa, con ajuste estructural y aliento a la liberalización, afectando derechos sociales, laborales y previsionales.
Lo curioso es que la crisis argentina del 2001 sobrevuela en esos debates y pone en discusión las “ventajas” de la subordinación de la periferia europea a la unidad monetaria hegemonizada por Alemania y Francia en el viejo mundo.
Es un tema que reaparecerá en la próxima semana en Buenos Aires, ya que la Argentina será sede el próximo 9 y 10 de junio de la primera reunión del Consejo de Ministros de Economía y Finanzas y Presidentes de Bancos Centrales de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur).
En esta reunión se discutirá la integración monetaria, la promoción de estrategias para el uso coordinado de las reservas internacionales y se evaluarán los sistemas multilaterales de pagos y crédito. Existe una experiencia de compensaciones en monedas locales entre Brasil y Argentina desde el 2008 y que pretende extenderse al resto de los países del Mercosur. También los países del ALBA avanzaron en el S.U.C.RE (Sistema Único de Compensación REgional).
Expresan por ahora esbozos de un tránsito que puede desembocar en una moneda única regional. Son rumbos que apuntan a la “desdolarización”, que pueden converger con aspiraciones a la “deseurización” de algunas economías europeas, y al interés de China de hacer valer su moneda en el ámbito mundial. La crisis alcanza a los restos del acuerdo de Bretton Woods, aquel que cimentó orden mundial hegemonizado por EEUU desde 1944.
Estamos en un tiempo de desorden mundial que otorga la posibilidad para pensar otro orden. Eso es lo que está detrás de las discusiones oficiales en Ginebra, trascendiendo a las delegaciones oficiales presentes en el cónclave de la OIT. Las protestas europeas y estadounidenses, de nuestra región o las del mundo árabe, difícilmente sean expresadas por la tríada de un sindicalismo complaciente con patronales y gobiernos.
La discusión es por la economía y la política
En rigor no solo se discute el orden monetario, o el orden económico, sino que también está la discusión de la política y su crisis, de su institucionalidad hegemónica por años. Se discute la representación, en los organismos supranacionales y en los propios movimientos y organizaciones sociales, los sindicatos y los partidos. A modo de ejemplo, señalemos que ante la acefalia en el FMI se habilitó un debate sobre el cambio de la tradición europea negociada con EEUU para dirigir el Fondo, aunque las postulaciones de representantes del sur recaen en expresiones fundamentalistas de la corriente principal en economía contemporánea: neoclásicos de cuño neoliberal. El tema de la disputa por la representación puede ejemplificarse también para el caso de la representación sindical argentina en la reunión de la OIT, especialmente de la CTA, con la Justicia convalidando el proceso electoral, a contramano de la “intervención” del Ejecutivo, situación que se manifestó en una impugnación a la delegación oficial.
Hay expectativas con la UNASUR, que pretende avanzar en la institucionalización de una integración regional que excluye a los países del norte de América, mención especial a EEUU, la potencia imperialista omnipresente en el proceso de explotación y dominación regional. Los países que integran UNASUR son: Argentina, Brasil, Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay, Venezuela; la mayoría de los cuales han protagonizado diferentes niveles de confrontación con EEUU.
La designación de la colombiana María Emma Mejía, para coordinar la UNASUR, en tanto estrecha colaboradora del régimen de Uribe y de Santos augura un debate sobre el rumbo de la inserción internacional de la UNASUR, si se considera el papel de Colombia como asociado especial a la política de libre comercio sustentada por EEUU.
La reunión será presidida por el Ministro de Economía argentino, Amado Boudou, en su carácter de anfitrión del Consejo Suramericano de Economía y Finanzas de la Unasur. Previo al encuentro de ministros funcionará el Grupo de Trabajo sobre “integración financiera”, que tiene habilitado un espacio en el sitio oficial de Unasur en internet y que curiosamente se encuentra en blanco. Algo sorprendente cuando se piensa en los temas a considerar y el extendido debate exacerbado con la crisis sobre temas como el Banco del Sur, el uso de las reservas internacionales y el efecto regresivo del movimiento internacional de capitales, especialmente asociados a la especulación y a la actividad delictiva del lavado de dinero y el comercio de armas, drogas y personas.
Además de los temas propiamente financieros y económicos aparece en el horizonte la preocupación por la cuestión ambiental, considerando especialmente que el próximo año se realizará la cumbre “Río+20”, para balancear las dos décadas transcurridas desde la Cumbre de la Tierra y el desafío por la creciente emisión de gases tóxicos derivados del modelo productivo global en curso. La UNASUR pretende ir más allá del Foro político que hoy expresa y la economía integrada de la región constituye un desafío a construir, siendo una de las incógnitas, quizá la principal, la orientación de ese proceso de articulación.
Presencia popular en el debate
Un conjunto de organizaciones sociales y personalidades de la cultura y la política presentaron un pedido de audiencia a los ministros partícipes del cónclave de Unasur. En la solicitud recuerdan que “Desde por lo menos la primera Cumbre de la entonces Comunidad de Naciones del Sur, celebrada en Cochabamba, Bolivia, en diciembre de 2006, venimos trabajando en relación a los ejes de un financiamiento soberano y solidario en el marco de la Integración Regional”, y les anuncian que “estaremos reunidos en Buenos Aires en fecha coincidente con vuestra presencia en esta ciudad”.
La misiva está encabezada por Adolfo Pérez Esquivel, premio Nobel de la Paz en 1980, y otros dirigentes representativos de variadas campañas contra la el libre comercio, el pago de la deuda y la militarización. La demanda de los movimientos apunta a “transmitirles a Uds. opiniones, iniciativas e inquietudes, y establecer un diálogo fluido y positivo, en la convicción que nos une la necesidad y urgencia de la mayor participación democrática para avanzar y profundizar en la integración de nuestros pueblos, y aprovechar las favorables circunstancias económicas y financieras que atraviesa la región en pos de la recuperación y la profundización de los derechos de nuestros pueblos así como también de la naturaleza.”
Entre varios temas que llevarán los movimientos a la reunión de Ministros se encuentra la demanda por las auditorias del proceso de endeudamiento externo en toda la región, tanto como la cuestión de las asimetrías económicas y políticas entre los países, tal el caso de la relación conflictiva y asimétrica entre Brasil y Argentina con Paraguay, que involucra junto al tema financiero, la dimensión energética y la afectación de los derechos de las poblaciones asentados en territorios de emprendimientos binacionales.
Son temas económicos, sí, pero también políticos que involucran a los movimientos sociales y políticos interesados en discutir el orden mundial vigente desde una trayectoria que acumula una década de luchas e intercambios por otro mundo posible. Ello significa intervenir en la denuncia del modelo productivo y de desarrollo contemporáneo, al tiempo que se instala una agenda propia, afirmativa en la defensa de la soberanía alimentaria, energética, ambiental, financiera, por los derechos integrales de los pueblos de la región y del mundo. Es una cuestión que interpela la institucionalidad vigente y su agenda, para sustentar y proponer una nueva institucionalidad popular, que al tiempo que pretende definir que se discute, constituye el sujeto de los cambios necesarios ante una situación de crisis que agudiza los problemas de vastos sectores sociales.