¿Argentina en default?

Llegó el día D en materia de deuda y conflicto con los buitres y la Justicia de EEUU, y se discute si Argentina entró en default o no, y qué consecuencias tiene ello para la sociedad.
Argentina había depositado a fines de junio 539 millones de dólares en el Banco Mellon de Nueva York. El destino era acreditar esos fondos en las cuentas individuales de los bonistas de la legislación estadounidense ingresados a los canjes 2005 y 2010. Con el depósito se manifestaba la voluntad de pago del gobierno.
Los dineros siguen en el Banco, por ahora sin acreditarlos a los bonistas, ni reintegrarlos a la Argentina, y ni siquiera embargados por la Justicia para cancelar deuda con los buitres según la sentencia de Griesa.
No se trata de desconocer la sentencia de Griesa, como algunos creen. El gobierno teme a la cláusula RUFO, que vence a fin del 2014 y señala que si hay mejor oferta a bonistas no ingresados al canje, los demás tendrán derecho a esas mismas condiciones de oferta.
En el gobierno se estima un costo entre 120.000 a 500.000 millones de dólares si prosperara la demanda del 92,4% de tenedores de títulos ingresados a los canjes del 2005 y 2010.
Por eso, el Ministro Kicillof solo ofrece idénticas condiciones de pago a los buitres en las negociaciones con el mediador designado por el Juez.
Obviamente, los buitres, con una sentencia judicial en firme que indica pago del 100% y al contado presionan para hacerla efectiva y rechazan la oferta de la Argentina.
En el medio y tal como trascendió, la banca privada que actúa en la Argentina ofreció depositar una garantía de pago, o comprar la totalidad de los bonos de la sentencia Griesa, para facilitar la liberación de los fondos acreditados en el Mellon. Hablaron de una acción patriótica, aunque está ligada a sus propias tenencias de bonos y a la valorización de sus acciones en el mercado de capitales. Tienen intereses concretos en que no se empaste la situación económica del país.
Queda claro que cada cual atiende su juego.
El Juez se ampara en el aval de su sentencia, la confirmación en la Cámara de Apelaciones y en la Corte Suprema de EEUU.
Los buitres en la sentencia y la posibilidad de lograr su objetivo de cobrar todo con ganancias superlativas.
Los bancos privados intentando morigerar el impacto del descalce del país con el sistema mundial por el default selectivo ya declarado por impresentables consultoras al servicio de la especulación y la usura del sistema financiero global.
El gobierno intentando llegar a fin de año para superar la RUFO y arreglar, aun con mayores costos el pago a los buitres.
Especulación financiera y nueva arquitectura
Los buitres son la carroña del sistema financiero, es verdad, pero amparadas en normas de funcionamiento del orden capitalista contemporáneo que estimula y alienta la desenfrenada especulación.
Es más, los Estados del capitalismo desarrollado no escatiman esfuerzos económicos para sostener un sistema infectado de operaciones tóxicas, como se las denominó en 2007.
Entre comienzos del 2012 a fines del 2013, la FED emitió mensualmente 85.000 millones de dólares para sostener la crisis de los bancos y empresas y desde comienzos del 2014 viene bajando todos los meses la emisión a los 25.000 millones actuales.
La cifra era gigantesca y lo sigue siendo. Es una emisión monetaria que alimenta la inflación en todo el mundo, pues la dominación global de EEUU le permite exportar el efecto monetario de una expansión sin respaldo.
Por todo ello el tema de fondo es la necesidad de una Nueva Arquitectura Financiera.
¿Es posible avanzar en ese sentido en el orden capitalista?
Parece que no, ya que las propuestas en ese sentido no prosperaron. Es una de las razones que explican la proliferación de una nueva institucionalidad de carácter regional.
La más reciente es el Banco de los BRICS y su Fondo para contingencias de los países miembros. Es el camino ensayado y no culminado del Banco del Sur y otras iniciativas que adornan documentos de cumbres presidenciales múltiples en la región, e incluso sostenidas en la Comisión de Finanzas de la UNASUR.
El problema radica en la subsistencia del orden global, al que se subordina la  nueva institucionalidad, que solo intenta ocupar un lugar en el orden capitalista sin denunciarlo, y menos, confrontarlo.
Consecuencias y propuestas
En ese marco es que deben analizarse las consecuencias de la situación en Argentina, más allá de cómo se la designe, si default o Griesafault.
Los problemas económicos sociales del país continúan, sea la inflación y su impacto entre los sectores de menores ingresos o las suspensiones y despidos de una desaceleración o recesión de la economía.
En el gobierno se apostó fuerte al ingreso de capitales vía inversiones o préstamos y la situación actual puede postergarlos. Las nuevas relaciones y acuerdos con China puede aliviar la situación. Pero todo indica que los problemas estructurales del ciclo económico local se mantienen con impacto social selectivo hacia los más empobrecidos.
¿Vale la pena continuar destinando importantes fondos a cancelar deuda con tantas necesidades locales? Son 190.000 millones de dólares lo pagado por Argentina en estos años de deuda con recursos propios, dijo la Presidentsa en la Cumbre de Caracas del Mercosur.
¿Por qué privilegiar acreedores de la deuda en lugar de favorecer a los acreedores de deuda social en el país? Claro que avanzar en este sentido tiene costo y lo que debe discutirse es el costo de pagar y el de no pagar.
Hay que interrogarse sobre la prórroga de jurisdicción, que viene de la Dictadura, sí, pero convalidada por más de 30 años de gobiernos constitucionales y de común uso para contratos internacionales. Se usó en el acuerdo con Chevron e YPF y ahora con los acuerdos con China, quien podrá litigar nada menos que en Londres.
Argentina tiene que denunciar sus tratados bilaterales de inversión y revertir la situación de subordinación a los intereses del capital transnacional construidos por cuatro décadas sobre la base del terrorismo de Estado.
Se necesita modificar la situación de impago involuntario por lo explicado del embrollo Griesa y definir una suspensión de los pagos en su conjunto y auditar la deuda.
Esa investigación tiene antecedentes en la Justicia argentina, con sentencia en Junio del 2000 (Ballesteros por causa Olmos) y denuncias de 480 casos de fraude sobre la deuda asumida en la Dictadura 1976-1983.
Desde entonces existen causas judiciales contra todos los procesos de renegociación de la deuda que son la base de una auditoría integral y con participación popular.
Suspender y auditar es la tarea actual, lo que supone la nacionalización del comercio exterior, los puertos y la banca. Luego se puede definir el plan de pago que corresponda, siempre y cuando se establezcan las prioridades de necesidades a atender prioritariamente.
Claro que eso requiere de una mayoría política hoy inexistente, pues el sistema político ha definido una política de Estado, con escasas excepciones, por el pago de la deuda. Algunos quieren incluso pagar ya la sentencia Griesa. El gobierno quiere negociarla desde el 2015, pero ambos apuestan al pago riguroso.
Hace falta construir esa subjetividad en el pueblo argentino y al mismo tiempo discutir en la región sobre los alcances de la situación local y recrear la dinámica de un conjunto de propuestas anticapitalistas, como sostuvo Chávez al formular su propuesta por el socialismo en el Siglo XXI.
Existe la ilusión sobre el rumbo autónomo o nacional del capitalismo en tiempos de la transnacionalización. En ese sentido hay que recordar que la deuda pública es constitutiva de la acumulación originaria del capitalismo, como nos enseñó Carlos Marx en El Capital. Además, la deuda con la Baring nos construyó y condicionó por 80 años entre 1804 y 1904. Qué estos 38 años de deuda cancerosa no se transforme en más décads de penurias para el pueblo argentino.
Hace falta suspender los pagos de la deuda  e investigar. Pasar del impago involuntario al voluntario y animarse a proponer otro rumbo para el modelo productivo y de desarrollo en la Argentina, en un marco de integración regional para la emancipación social.

Buenos Aires, 31 de julio de 2014 

Preocupaciones por la economía en Argentina

Existe preocupación en la sociedad sobre la evolución de la economía argentina en la coyuntura.
Se trata de la evolución de los precios, del empleo y los salarios, pero también relativa a cuestiones estratégicas que definen la dependencia del orden económico local al sistema mundial del capitalismo. Respecto de la dependencia es obvio que remito a la sentencia en Nueva York ante la demanda de los fondos buitres.
Por el lado de los precios existe una gran dispersión, con tendencias a consolidar un aumento considerable para el conjunto del año, con un 15% señalado por el INDEC para el primer semestre del 2014. Constituye una incógnita todavía evaluar el impacto en el conjunto de los precios que tendrá la continuidad de rebajas o eliminación de subsidios a servicios públicos.
La evolución oficial de precios en 15% proyecta una medición anual que en la mínima varía en torno al 30% y que puede dispararse por encima, mientras que las actualizaciones de ingresos populares son menores.
Según el Ministerio de trabajo, en las negociaciones paritarias el ajuste salarial promedio alcanzó el 29,7% para todo el año 2014. Son datos que influyen, especialmente, a la hora de pensar el impacto del impuesto a las ganancias de cuarta categoría entre los trabajadores de mayores ingresos relativos.
Con datos de la Encuesta de Hogares del INDEC a fines del 2013 y actualizados con un 30%, en un estudio de la FISYP, verificamos que el 35,5% de los trabajadores de minería son sujetos del impuesto; lo mismo que un 29,1% de los trabajadores de la industria petrolera; el 27,5% del sector colchones y muebles; el 22% de otras industrias manufactureras; o el 20,7% del sector de información y comunicación. En otros casos, el alcance del impuesto varía según el nivel de ingresos salariales, con una gran dispersión para un promedio de salarios del sector formal de 5.147 pesos mensuales a diciembre del 2013. Si adicionamos un 30%, ese promedio llega a los 6.691 pesos al mes.
Hay que recordar que el impuesto se paga a partir de los $9.000, y siempre para aquellos que perciben por encima de $15.000. El Jefe de Gabinete informó que la contribución tributaria alcanza a un millón de trabajadores regularizados.
Vale mencionar que es un tema que concentra una de las preocupaciones entre las organizaciones sindicales, más allá de la cercanía o lejanía con el proyecto oficialista y es fuente de medidas de fuerza y protesta que se discuten en la coyuntura.
Más allá del injusto impuesto, es conocido que un tercio de los trabajadores están en situación no regularizada, con menor capacidad en la defensa de sus ingresos, ya que no acceden a la negociación colectiva y no siempre son considerados por las organizaciones sindicales, aunque algunos incluyen como afiliados a sus sindicatos a los contratados en condición irregular.
Ocurre algo similar en materia de deterioro de ingresos entre los jubilados y pensionados, aun cuando tienen actualización por ley. Ni hablar del conjunto de beneficiarios de planes sociales, los que cuentan con menos posibilidades de intervenir en la demanda de mejoras de ingresos.
Un dato relevante en la coyuntura es el retorno del fantasma del desempleo y la precariedad, alimentado con la desaceleración económica informada por el INDEC y evidenciado con la creciente conflictividad motivada por suspensiones y cesantías de trabajadores en los principales rubros de la economía, especialmente en la industria.
En efecto, el INDEC acaba de difundir estimaciones preocupantes, entre las que destaca la evolución de la actividad económica, de la construcción y el saldo comercial.
El estimador mensual industrial da cuenta de una tendencia declinante desde mayo del 2013, siendo la industria el sector determinante en la recuperación del empleo y los salarios luego de la crisis del 2001.
Algo similar refleja el indicador sintético de la actividad de la construcción, a la baja desde junio del 2013.
El saldo comercial disminuye y en términos absolutos existe una tendencia a la baja de las exportaciones e importaciones. Por el lado de las exportaciones, con relativo ascenso desde marzo por el ciclo de la producción primaria, no llega al máximo de un año antes. Es una situación agravada con una tendencia a la baja de los precios internacionales producto de una gran cosecha en EEUU.
Escenarios posibles sobre la crisis de la deuda
En medio de este proceso de achique y enfriamiento de la economía local que se descarga sobre los trabajadores y la mayoría empobrecida de la sociedad, se presentan las derivaciones que surgen de la sentencia del Juez Griesa en Nueva York.
No se trata solo de la coyuntura, sino de un problema estructural para afianzar la dependencia y subordinación del país al orden capitalista.
Todos los escenarios posibles sostenidos por unos y otros auguran complicaciones mayores para satisfacer demandas sociales.
Las opciones se instalaron entre pagar ya, incluso parcialmente, posición sostenida por Macri o Cobos, entre otros; o desde el comienzo del 2015 como parece derivarse del discurso oficial (pagar al 100% de los acreedores en condiciones justas y equitativas) y avalado en estos días por Lavagna que escribió “mejor un tifón que un tsunami”.
Entre esas posturas, con matices, se mueve todo el oficialismo (con duras críticas a los fondos buitres y al Juez Griesa), como Massa, Sanz, o Binner, y constituyen parte importante de los argumentos mediáticos en la mayoría del periodismo y analistas.
Pagar ya puede derivar en mayores costos estimados por el gobierno entre 120.000 y 500.000 millones de dólares por la cláusula RUFO, que condiciona a pagar la mejor oferta a los ingresados al canje 2005 y 2010.
Postergar la decisión del cumplimiento de la sentencia y el pago hasta el próximo año supone superar los límites de esa cláusula. Pero compromete recursos públicos a futuro por los montos de la sentencia, unos 1.600 millones de dólares, más aquellos que aún no litigaron ni entraron a los canjes. Se estima que el total puede alcanzar unos 15.000 millones de dólares. Es una cifra que condiciona la resolución de otras demandas sociales.
Los que quieren pagar ya, la totalidad o una parte vía depósito judicial quieren evitar el default, total el costo económico social por pagos presentes y eventuales no los involucra.
Entre los demás se especula con transferir el costo potencial del default a una medida “irracional” de Griesa, apoyados en solidaridades del campo de la dominación. El Financial Times dice que el Juez no entiende cómo funciona el mercado de capitales, y como otros analistas, temen que Nueva York pueda perder negocios por el antecedente.
Un escenario alternativo que crece entre un conjunto de personalidades, sectores políticos y sociales pasa por la suspensión de los pagos ya y sustanciar una investigación con participación popular del carácter de la deuda pública.
Se pretende diferenciar la parte legítima de la ilegitima de la deuda y definir las porciones fraudulentas y odiosas.
Es la base para pensar redefiniciones de política económica, de modelo productivo y de inserciones globales que alejen al país de la dependencia a que condena el cáncer de la deuda y la subordinación al sistema financiero mundial.
El antecedente de rebeldía propiciado oportunamente por Ecuador o Islandia, incluso la Argentina con la cesación de pagos del 2001, da cuenta de un rumbo a transitar en la búsqueda de otra perspectiva.
No le fue mal a Ecuador, ni tampoco a Islandia con sus posicionamientos y decisiones.
Como no le fue mal a la Argentina liberando fondos destinados a cancelar deuda y orientándolos a resolver problemas económicos y sociales, aun cuando se discuta el sentido principal de la política económica entre 2002 y el presente.
Tampoco le fue mal al país estar afuera del mercado de préstamos y de la tormenta sufrida por aquellos países con fuerte endeudamiento en la explosión de la crisis del 2007/08.
Claro que una decisión autónoma e independiente de rechazo a la deuda y suspensión de pagos supone costos, especialmente por el boicot del poder económico y las clases dominantes, locales y globales.
Al mismo tiempo, es el punto de partida para actuar con independencia y propiciar otra articulación de relaciones internaciones, de cooperación y superación de la lógica capitalista.
Es un tema que se define en la disputa política por la movilización y organización popular.

Buenos Aires, 25 de julio de 2014

China y Argentina con mayores vínculos económicos

La presencia de Xi Jinping en Argentina apunta a consolidar las relaciones económicas que el país viene desarrollando con China y las aspiraciones de esta potencia por avanzar en el control de los recursos naturales en la región latinoamericana y caribeña.
En la visita se anunciaron inversiones por 7.000 millones de dólares en energía y transporte ferroviario y naval, junto un acuerdo financiero de contingencia por 11.000 millones de dólares, que podrán mejorar las reservas internacionales de ambos países, porque en teoría China apoyará a Argentina si lo necesitara, tanto como Argentina lo hará con China si esta lo requeriría, algo improbable por cierto.
Ocurre algo similar cuando la Argentina suscribe Tratados Bilaterales de Inversión con principales países capitalistas y se compromete a defender las inversiones extranjeras en la Argentina, tanto como que el otro país defenderá las inversiones llegadas a ese destino desde nuestro país.
Es cierto que existen empresas argentinas con inversiones en el extranjero, pero la corriente de flujo de inversiones es inversa, con mayor ingreso de capitales de riesgo o de préstamo. En todo caso, las salidas de capitales de la Argentina son por fuga, cancelaciones de intereses y capital por deudas y remesas de utilidades al exterior, tanto como inversiones inmobiliarias o en activos externos, no necesariamente productivos.
Resulta más corriente el flujo de inversiones desde el exterior hacia la Argentina, que desde nuestro país al exterior. La afirmación se ratifica también en la relación bilateral con China.
Los tratados bilaterales en defensa de las inversiones son la salvaguarda que exige todo capital externo para invertir en el país y asegurarse la fuente de valorización y rentabilidad, motor de las inversiones externas.
¿Por qué pensar que será diferente para el caso chino? ¿Acaso existe beneficencia con los inversores del gigante asiático?
El Senado argentino otorgó media sanción a la ley sobre inmunidad de los fondos de Bancos Centrales en Argentina y viceversa. La Cámara de Diputados transformará en ley en la primera reunión posible, pues se trata de una cuestión de Estado y en el oficialismo y la oposición sistémica existe acuerdo en atraer inversores foráneos al país para asegurar el ciclo de valorización y acumulación.
La aprobación de la legislación de inmunidad a fondos de bancas centrales ocurrió a muy pocos días de la presencia del líder chino en Argentina y anunciando cuantiosos proyectos de inversión en energía y transporte y el acuerdo de contingencia financiera.
Producción local o externa
En paralelo, los trabajadores en conflicto de la ferroviaria Enfer se preguntan por qué no producir locomotoras y vagones en la Argentina.
Del mismo modo, los trabajadores de astilleros se interrogan por la compra de navíos chinos en lugar de producirlos localmente.
Son comentarios inspirados en otros tiempos de diversificada producción fabril local, ahora transformada en sistema de armaduría.
Lo que está en discusión es el modelo productivo y de desarrollo en Argentina y en la región, con China en progreso como socio privilegiado de América Latina y el Caribe en lo comercial y financiero.
Es que China necesita para sostener su acelerado crecimiento económico con recursos naturales inexistentes en su territorio.
La modernización de base capitalista de China desde 1978 y su inserción en el sistema mundial, especialmente con el ingreso la OMC, fue motivo de la gira anterior de los gobernantes chinos por la región en 2004.
En aquella época se fantaseo con resolver el endeudamiento argentino con un aporte desde China por 20.000 millones de dólares que nunca se materializó.
En estas cuatro décadas transcurridas desde el inicio de la estrategia de expansión de relaciones capitalistas al interior de China y de su inserción internacional muchas cosas han cambiado en la economía mundial.
Una es el mayor peso de China en el PIB mundial, equiparando en la coyuntura a EEUU  e incluso desplazando a este país del primer lugar del podio. Sin embargo, no debe perderse de vista que el logro se asocia a la recepción de cuantiosas inversiones provenientes del capitalismo desarrollado. Ahora intenta exportar capitales y sale a la conquista de territorios para sus inversiones, exportando su modelo productivo y de desarrollo para valorizar su activo construido en cuatro décadas.
Otra es la crisis mundial desatada entre 2007 y 2008 que orientó a los capitales a la búsqueda de rentabilidad fuera de los países más desarrollados que desde entonces mantienen una política de tasas de interés con tendencia a cero. Eso motivó la calificación de emergentes a países que se ofrecían como receptores de inversiones con rentabilidad asegurada por bajos salarios en divisas y enormes recursos naturales. Ahí puede encontrarse el antecedente de los BRICS y su proyecto de avanzar en cierta institucionalización que se manifestó en el anuncio de estos días por replicar organizaciones similares a las organizadas hace 70 años en Bretton Woods.
El intento es por conseguir nuevos mercados emergentes y desde los BRICS estimular la presencia de los capitales originarios de sus países en otros nuevos países con pretensión de emergentes. Argentina y otros vecinos asociados en UNASUR buscan ser receptores de inversiones, subordinando su modelo productivo y de desarrollo a la lógica del inversor.
En rigor, solo China mantiene la dinámica de crecimiento superior al promedio mundial, morigerado por los demás integrantes, especialmente Brasil en plena crisis con impacto directo sobre la Argentina.
¿Quién modela el modelo?
Argentina modeló su proyecto económico de país hacia 1880 bajo la dependencia británica y tuvo sus defensores entre las clases dominantes hasta el pacto Roca Runciman en los treinta.
Desde la década del 20, la penetración de los capitales estadounidenses fue desplazando la hegemonía externa británica sobre la Argentina hasta consolidarse desde entonces hasta nuestros días.
Las privatizaciones de la última década del Siglo XX hizo visible el ingreso de capitales europeos, principalmente españoles y algunos provenientes de países vecinos, diversificando la presencia externa en el capitalismo local.
Entre las principales inversiones externas en el país figuran las de EEUU, de España (crecieron mucho en los 90´) y de China, estas última con especial expansión en la última década.
La inserción de la Argentina en el capitalismo mundial nació dependiente a fines del Siglo XIX, cuando el capitalismo transitaba su expansión imperialista.
El proyecto en curso mantiene el carácter de inserción subordinada a la inversión externa para un modelo productivo que organizan las transnacionales de la alimentación y la biotecnología, de la mega minería a cielo abierto, los hidrocarburos no convencionales, y de un modelo fabril de armaduría, condicionado por la hipoteca del cáncer del endeudamiento eterno.
El debate necesario sigue siendo por la independencia, lo que supone definir el modelo productivo y de desarrollo pensando en la satisfacción de las necesidades sociales insatisfechas más que por las necesidades de acumulación del hegemón o candidato a serlo.
Más que emergentes interesa ser independientes y desde allí insertar a la Argentina en la región y en el mundo, en el camino del programa de las soberanías construidas por los pueblos de la región en el último tiempo: alimentaria, energética o financiera.
Es un programa que aparece postergado e influenciado por la ofensiva de las clases dominantes que pretenden frenar el cambio político presentado en este comienzo del Siglo XXI en Nuestramérica.
Fueron los pueblos en luchas los que generaron la condición de posibilidad del cambio político y son ahora los que están desafiados a profundizar el cambio desde la lucha por la modificación de las relaciones sociales de producción.
Una conclusión en boga en toda la región es que si no se avanza en el cambio político y económico, se retrocede.
Mientras en Argentina se generan condiciones para nuevos ciclos de promoción de inversiones capitalistas, emerge nuevamente y desde el conflicto el descontento por cesantías y despidos; la crítica al financiamiento del estado con impuesto a las ganancias que pagan los trabajadores; y especialmente el rechazo al pago de la deuda que condiciona una política para la satisfacción de amplias necesidades sociales desde otro modelo productivo y de desarrollo.
Esa movilización y organización popular en el país y en la región es la nueva condición de posibilidad para profundizar los cambios, en la política y en el orden económico, para otra sociedad no capitalista, recreando el horizonte por el socialismo.

Buenos Aires, 19 de julio de 2014

Expectativas con los BRICS

Existen expectativas, en el país y en la región por las presencias en estos días de los gobernantes de Rusia y de China, dos de los grandes que disputan su lugar en el poder político y económico mundial. Vladimir Putin y Xi Jinping, pasarán esta semana por Argentina, donde se esperan inversiones externas para sostener y potenciar la economía local en recesión.
Entre otras inversiones están las comprometidas por China para las represas en el Sur y la red ferroviaria, también las probables en hidrocarburos que pudiera ofrecer Rusia. Por ello es que el Senado de la Nación dio media sanción a una ley de inmunidad a las inversiones de otros países vía acuerdos de reciprocidad con bancos centrales. Un proyecto empujado por el Poder Ejecutivo con amplio acuerdo parlamentario y que transformará en Ley en la Cámara de Diputados en los próximos días.
La lógica de la inmunidad para otorgar seguridad jurídica a las inversiones externas reproduce la esencia de la institucionalidad de los tratados de libre comercio, o los tratados bilaterales de inversión, todos en defensa de inversores externos y por los cuales la Argentina es el país más demandado ante el CIADI.
La presencia en nuestro de los gobernantes ruso y chino país se deriva de la participación de éstos en la reunión de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica) en Fortaleza, Brasil, el 15 y 16 de julio próximo.
El imaginario de analistas y periodistas vuela en la bondad que supone incorporarse como país o región al BRICS, que por ahora remite a un agrupamiento de países en tanto beneficiarios de inversiones externas de elevada rentabilidad y con escasa institucionalidad como bloque. Es verdad que pueden e intentan funcionar articuladamente y por eso promueven la constitución de un banco para la promoción de inversiones de sus empresas locales en todo el mundo, particularmente en el Sur. El modelo a imitar es el del BNDES de Brasil, sustento financiero de las translatinas brasileñas.
No solo aspiran los BRICS a recibir inversiones, sino a disputar la valorización de capitales con financiamiento propio para intervenir en la transnacionalización, valorización y acumulación de capitales.  
Capital productivo y especulativo: dos fases de un mismo proceso
Más allá de los intereses económicos directos, de los países de América Latina y el Caribe con Rusia y China, vía inversiones, préstamos o comercio, la intencionalidad comunicativa, es decir ideológica, pretende hacer visible una estrategia de desarrollo capitalista que intenta mostrarse diferenciada a la hegemonizada por la tríada imperialista de EEUU, Europa y Japón.
La razón comunicativa apunta a desmarcar el modelo productivo de los BRICS respecto de la especulación exacerbada en tiempos de una crisis que iniciada en 2007/8 no termina de ser superada. Es un dato que la burbuja financiera sigue expandiéndose y puede explotar nuevamente, lo que servirá como excusa para potenciar el ajuste y la regresiva reestructuración del orden capitalista, tal como se generaliza ahora en territorio europeo, último bastión del reformismo capitalista, Estado benefactor mediante.
La afirmación resulta más vigente ante la situación generada por el fallo estadounidense contra la Argentina. Se intenta mostrar la existencia de dos caras del capitalismo. Una despreciable radicada en la especulación financiera, los fondos buitres y otra apreciada en lo productivo, como si pudiera escindirse la producción de la circulación. Como si las transnacionales petroleras, mineras, tabacaleras, farmacéuticas, automotrices, de la comunicación, la energía o el transporte, entre otras, fueran menos buitres que Goldman Sachs, el City, El Santander, el Bilbao Viscaya, u otras entidades del sistema financiero mundial, incluido el Banco Mundial o el FMI
Para ser más precisos, la producción de hidrocarburos de Rusia necesita de la inversión y tecnología de las transnacionales privadas del petróleo; del mismo modo que la fábrica china es resultado de inversiones provenientes del capitalismo desarrollado para valorizarse en territorio oferente de abundante fuerza de trabajo barata.
Ambos países, Rusia y China, son parte del ciclo mundial del capital y forman parte del fenómeno de los países emergentes, es decir, importantes receptores de inversiones externas en tiempo de baja rentabilidad en el capitalismo desarrollado. Rusia se destaca en la economía mundial capitalista por sus cuantiosos recursos naturales, especialmente petróleo y gas. China es el país más poblado del mundo, con un 20% de la población mundial, sustento de la ampliación de la relación salarial a escala global.
Es más, los excedentes generados por esa producción terminan financiando el déficit fiscal de EEUU y sosteniendo la militarización de la sociedad mundial que domina Washington.
La reconquista de Rusia y de China para el régimen del capital era una aspiración que se logra en el último cuarto del Siglo XX. No solo producción y circulación mundializada, sino en una territorialidad única, abierta a la libre circulación del capital. Es un objetivo que continúa ampliándose con renovados tratados de libre comercio y por la seguridad de las inversiones externas.
Con la caída del socialismo en el Este de Europa en los 90´, y especialmente la desarticulación de la Unión Soviética, fue gigantesco el flujo de inversores externos para consolidar el nuevo rumbo del capitalismo en esos territorios. Con la modernización de China y el Socialismo de Mercado desde fines de los 70´, se atrajeron enormes cantidades de financiamiento para la expansión  de las relaciones capitalistas hasta convertir al país de Mao en el de mayores reservas internacionales acumuladas y gran prestamista de la potencia hegemónica del capitalismo mundial.
¿Emergentes o independientes?
Ambos procesos son funcionales al desarrollo capitalista contemporáneo, ahora como países emergentes. El problema no es ser emergente, sino independiente. Es una cuestión nacional y de articulación regional contra el orden mundial del capitalismo contemporáneo.
Bien vale considerar estas cuestiones en la coyuntura, cuando la Argentina se juega en la disputa en los tribunales de Nueva York contra inversores “buitres”, emblema de la especulación financiera.
Claro que Rusia y China tienen aspiraciones de intervenir en la disputa por los mercados, razón por la cual intentan formas diferenciadas de acción. No es menor para la Argentina estudiar el proceso de condonación resuelto por la Federación Rusa del 90% de la deuda por 35.000 millones de dólares de Cuba con Moscú (deuda del tiempo soviético), y el cobro del resto, 3.500 millones de dólares, en 10 años vía inversiones necesarias para el desarrollo de la isla.
Es un trato diferente, no solo desde Rusia, sino de la forma de negociar de Cuba. Por eso, y en el marco de las solidaridades globales diferenciadas recibidas por la Argentina, quizá vale la pena discutir en el conjunto de la sociedad si el país debe continuar pagando una deuda sin investigarla, y particularmente cuando está sospechada de fraude, incluso con sentencias judiciales sin ejecución (Juez Ballesteros, año 2000).
El gobierno informó en solicitadas publicadas el viernes 11/7/2014 que en este tiempo de desendeudamiento se cancelaron más de 190.000 millones de dólares, una abultada cifra que aplicada a resolver derechos y necesidades insatisfechas de nuestra población mejoraría sustancialmente las condiciones de vida de gran parte de la sociedad.
Es conocido el costo de pagar la deuda y se nos sermonea sobre los costos de no pagar. Las incertidumbres del no pago habilitan a pensar en otro modelo productivo y de desarrollo, con independencia y dignidad. Es el camino a transitar con la suspensión de los pagos de deuda pública, la investigación de esa deuda y sobre esa base la renegociación con pagos de la parte legítima, luego de atender la satisfacción de los resignados derechos sociales de la población empobrecida.
Se trata de un camino a transitar para la independencia, que debe asumirse desde la movilización popular y modificar el modelo productivo y de desarrollo, con nacionalización del comercio exterior y la banca para otro país y otros beneficiarios sociales. En ese rumbo, la CTA y la Multisectorial convocan a una movilización popular para el 16/7 exigiendo la suspensión de pagos de la deuda pública y la cancelación de la deuda interna con trabajadores activos o pasivos y el conjunto de la sociedad de abajo. El propósito apunta a construir una masa social crítica y consciente para la transformación social y la independencia.

Buenos Aires, 11 de julio de 2014.

¡¡¡Honrar las deudas, no los fraudes!!! Argentina tiene que suspender pagos de deuda pública, investigar y modificar el orden económico

La Argentina continúa recolectando solidaridad internacional para negociar con los “fondos buitres” que demandaron al país en EEUU y que obtuvieron sentencia favorable por 1.500 millones de dólares.
Oficialmente se indica que las discusiones son con el delegado del Juez de Nueva York y no con los litigantes, para cubrirse de una relación amigable que podría disparar demandas de acreedores ingresados al canje por 120.000 millones de dólares, por lo menos, llevando las acreencias a cifras inmanejables para la economía local.
En lo inmediato se teme que la sentencia puede habilitar demandas entre 15.000 y 22.000 millones de dólares de otros acreedores de la deuda en default del 2001 y que no ingresaron a los canjes de deuda del 2005 y 2010.
Estos apoyos globales logrados provienen de países, entre los que destaca el propio EEUU, pese a la posición de autonomía ante la Justicia estadounidense sostenida por el gobierno de Obama. Fue la actitud explicitada por Washington en la reunión de cancilleres de la OEA, convocada a solicitud de la Argentina para discutir la situación ante el fallo desfavorable en Nueva York del Juez Griesa.
También apoyaron la posición argentina países como Brasil, Francia, México, Uruguay, Bolivia, Venezuela, Ecuador, Cuba, Chile, entre otros.
Entre los organismos internacionales destaca el conjunto de países agrupados en el G-77+China, organismos internacionales como el FMI, e incluso parlamentarios del Reino Unido.
Cada uno de ellos se solidariza con motivaciones diferenciadas. Los asociados al bloque de los dominados en el Sur con la expectativa de que algo se modifique en el sistema mundial, y los representantes de la dominación por temor al colapso que pueda generar la desobediencia de un país “pagador serial” y la potencial imitación en que se pueda derivar la conducta rebelde de un acreedor global.
Preocupa que un país que cancela deuda en divisas se vea “obligado” a entrar en default. Es la diferencia con el 2001, donde todos preveían la cesación de pagos por insolvencia explícita. Desde el 2005 la Argentina evidenció su intencionalidad de volver al sistema financiero y al mercado de préstamos mundial, más aún con los pagos al CIADI, la compensación a Repsol y el acuerdo con el Club de París. La rebeldía estaría asociada a lo impresentable del orden mundial que devuelve la especulación financiera exacerbada por los buitres y una justicia funcional al capitalismo delincuencial de época.
En la región, además de los gobiernos, y antes que la desacreditada OEA, se pronunciaron el ALBA-TCP, el Mercosur, la UNASUR, y la CELAC.
Hasta el Consejo de Administración del Banco del Sur se manifestó solidario y aprovechó para reclamar urgente puesta en funciones, recordando la necesidad de una nueva arquitectura financiera regional.
Cada cual atiende su juego
Claro que cada quien se pronuncia según sus intereses. El FMI teme perder su papel de garante global de los procesos de negociación de deuda en un momento donde el problema ya no es patrimonio de países empobrecidos, sino una realidad creciente en el capitalismo desarrollado, especialmente con EEUU con deuda equivalente al 100% del PIB.
Otros ámbitos del poder mundial temen por una nueva y profunda cesación de pagos de un país que viene cumpliendo con las exigencias de cancelación de deuda y otros compromisos para pertenecer al sistema mundial, tal como pagar las sentencias del CIADI, compensar a Repsol por la expropiación parcial de YPF y arreglar con el Club de París.
¿Por qué teme el poder mundial al default argentino actual? Una cesación de pagos ahora podría disparar, especialmente en la región, una recreación de las propuestas de nueva arquitectura financiera regional, en desmedro de la lógica liberalizadora y especulativa del sistema financiero y el mercado de capitales mundial.
La nueva arquitectura financiera es una cuestión que se discutía entre 2006 y 2010, desde el Banco del Sur, la necesidad de construir una moneda regional, el Fondo del Sur y la estrategia de articulación productiva con base en la soberanía alimentaria y energética, todo en un marco de integración alternativa no subordinada a la lógica de libre comercio sustentada por el ALCA entonces, y por la Alianza Pacífico en la actualidad.
En la segunda mitad de la primera década del Siglo XXI se presentaba la ofensiva del cambio político en la región y se anticipaban propuestas que otorgaban contenido transformador de cambio económico, incluso anticapitalista. En 2005 se formula la idea de un socialismo del Siglo XXI desde Venezuela, y en 2010 surge el concepto de Socialismo comunitario desde Bolivia, mientras que en 2009 las constituciones de Bolivia y Ecuador se proponían el vivir Bien o el Buen Vivir respectivamente como horizonte civilizatorio para sus sociedades.
El anticapitalismo empezaba a designarse con categorías que requerían precisiones, contribuyendo al debate sobre un nuevo modelo productivo y de desarrollo. Por eso la contraofensiva de las clases dominantes con los golpes en Honduras o Paraguay y otras iniciativas para contrarrestar la ofensiva del cambio político y la potencialidad del cambio económico.
Ese es el marco del temor a la suspensión de pagos de la deuda por parte de Argentina, cambiando la lógica de reinserción local en el mercado mundial financiero sostenido desde 2003 con la política de desendeudamiento y cambio de acreedores externos por instituciones oficiales. Estas instituciones locales, Banco Central, ANSES, etc., acumulan compromisos de pagos futuros de difícil materialización, afectando muy especialmente los fondos previsionales acumulados por los trabajadores y gestionados por la ANSES.
Quien tiene temor al default es el poder económico mundial, prisionera de la lógica jurídica liberal de la interpretación judicial en Nueva York y la conservadora y reaccionaria Corte Suprema estadounidense. Por ello no debe sorprender que hasta las instituciones reaccionarias como el FMI se desmarquen del fundamentalismo de Griesa y la Justicia de EEUU.
¿Para qué sirve tanto apoyo en el mundo?
En ese marco global, la Argentina tiene que mover las piezas del tablero mundial y declarar la imposibilidad de cumplir con el fallo de Nueva York y con ello suspender la totalidad de los pagos de la deuda e investigar u auditar las acreencias, supliendo lo no realizado en treinta años de gobiernos constitucionales.
La investigación debe sumarse e incluir los fallos de la Justicia argentina, caso de la sentencia de junio del 2000 del Juez Ballesteros denunciado el fraude de la deuda contraída por la dictadura genocida hacia fines de 1983, más las causas en proceso, incluida muy especialmente la relativa al mega-canje del 2001 con un impresentable sobreseimiento reciente de los imputados locales y extranjeros. Las denuncias judiciales incluyen las operaciones de canje recientes, por lo que afirmamos que la investigación debe ser integral, de la deuda fraudulenta en origen de la dictadura genocida y sus sucesivas renegociaciones en diferentes turnos constitucionales hasta el presente.
Suspender todos los pagos supone auditar la deuda en origen de la Dictadura, y la promovida en el nuevo ciclo constitucional desde 1983 con los sucesivos canjes que intentaron legitimar el fraude del espurio endeudamiento.
Es solo en esas condiciones que puede hacerse realidad el eslogan que apunta a honrar las deudas contraídas, pero nunca los fraudes.
Pero convengamos que no alcanza con suspender los pagos e incluso lograr la cancelación de las deudas, ya que si se continúa con el modelo económico y la inserción subordinada en el orden capitalista, el país volverá a sufrir las restricciones externas y el cáncer del endeudamiento.
Superar la coyuntura supone enfrentarse a los fondos buitres y la justicia de EEUU, sí, pero también al orden capitalista y por lo tanto impulsar cambios profundos en las relaciones económicas y en la inserción mundial.
Es un rumbo a empujar desde la integración regional contra el orden capitalista tal como sostuvo recientemente Evo Morales en Bolivia en sendos cónclaves internacionales: la cumbre del G77+China y la reunión sindical antiimperialista convocada por la COB, Central Obrera Boliviana y la FSM, Federación Sindical Mundial.
La solidaridad internacional y los pronunciamientos están expresados, y dan cuenta del aislamiento de los fondos buitres y la lógica judicial de Griesa y del sistema hegemónico de Justicia en EEUU, en un marco de agudización de la crisis mundial y su expresión en la potencia hegemónica a puertas de una nueva recesión.
EEUU da cuenta de una caída del PIB del 1% para el primer trimestre del 2014 y signos muy preocupantes en el segundo trimestre que cerró a fines de Junio.
La crisis se expresa, según el Departamento de Comercio de EEUU en la baja más importante de las ganancias corporativas, del orden del 10%, las más pronunciadas desde el inicio de la crisis. Agudiza la cuestión el mantenimiento del elevado déficit fiscal y comercial de EEUU, la baja de las inversiones privadas, apenas compensadas por la inversión pública y la reducción del consumo que intenta estimular la intervención estatal con emisión monetaria.
El interrogante es si la movilización social en la Argentina empuja una gesta de rebeldía contra los buitres, la justicia estadounidense que intervenga como proceso de salida de la crisis capitalista con rumbo alternativo y potenciando el proceso de cambio que anima Nuestramérica en esta primera parte del Siglo XXI.

Buenos Aires, 5 de julio de 2014